Un 10 de febrero del año 2013 falleció Eugenio Trías. Es imposible olvidar la fecha y, más todavía, olvidarle a él. Al menos quienes se dediquen a la Estética y la Teoría de las Artes, y más todavía si lo hacen en el ámbito de la Estética Musical. Desde que publicó Drama e identidad en la vieja editorial Barral en 1974 fueron muchas las personas amantes de la música que se acercaron a sus textos. Hasta entonces no tenían mucho que leer en castellano. La musicología siempre estuvo más cerca de manos levíticas y de cuestiones muy importantes pero alejadas del ámbito filosófico. Y las asignaturas de estética en los conservatorios no eran las más cuidadas por los equipos directivos de los centros. En los que había un o una especialista todo iba bien. Pero en otros quedaba en manos de quien tuviera más tiempo libre. Casi siempre se solventaba con la lectura de un manual como el de Joaquín Zamacois. De forma que el tipo de discurso de Eugenio Trías causó sorpresa entre el público melómano con intereses estéticos y filosóficos. Pero en el primer momento quedaba solo para los más motivados. Eran los que podían haber intentado incluso leer algún texto de Adorno en la traducción de los años sesenta aparecida nada menos que en la editorial Rialp. Eso sí: con portada roja. Bueno, roja y blanca, por si acaso.
Sí, fue un texto importante que hablaba de Haydn cuando no lo hacía nadie en España. Y vinculaba a varios compositores con conceptos estéticos y filosóficos. Muy recomendable ese libro todavía hoy. Quiero decir, todavía más hoy: por Haydn, por Mahler, también por Mozart, Wagner y todos los filósofos que aparecen en el libro. Y, claro está, por recordar a un filósofo que, cometiera los errores que cometiera, abrió muchos caminos para la Estética en la universidad española y pudo pensar con libertad y con mucha profundidad. Por eso hoy, sintiendo también el fallecimiento de Mirella Freni, propongo recordar a Eugenio Trías. Recordar, siempre recordar. Que no nos devore el olvido.
[No dejéis de escribirme si queréis alguna otra recomendación de lectura de Eugenio Trías]