Lecturas para el verano (III): «Las crónicas del sochantre» de Álvaro Cunqueiro

Las crónicas del sochantre, de Álvaro Cunqueiro. Barcelona, Editorial Destino, 1977, 188 pgs.

Álvaro Cunqueiro (1911 – 1981). Novelista, periodista y poeta, realizó una labor muy importante a favor de la literatura gallega. Escribió en castellano y gallego. Obtuvo el Premio Nacional de la Crítica en 1959 y el Premio Nadal en 1968. Sin duda se le puede definir como un narrador en el más genuino sentido benjaminiano. En la obra que recomiendo hoy, el protagonista, músico de profesión, se encuentra en una situación peculiar que permite al escritor poner en juego su gusto por el mundo celta atlántico, así como por las leyendas de almas en pena, aparecidos, demonios, trasgos, etc. Muy cercano al mundo narrativo de Flores del año mil y pico de ave y tampoco lejos de Un hombre que se parecía a Orestes, esta novela breve se lee con una sonrisa permanente en los labios porque Cunqueiro sabe combinar la ficción y lo histórico con lo cómico y la ironía. Aunque no se trate de una novela musical en sentido estricto, es una lectura cálida y sugerente. Entre sus obras recomiendo también las ya citadas Flores del año mil y pico de ave (1968), Un hombre que se parecía a Orestes (1969) y Viajes imaginarios y reales (1986).

En estos enlaces se puede encontrar más información sobre Cunqueiro:

http://cvc.cervantes.es/actcult/cunqueiro/

http://video.google.com/videoplay?docid=-2516692118735669028#

Lecturas para el verano (II): “Música al límite” de Edward W. Said

Música al límite de Edward W. Said. Traducción de Efrén del Valle. Barcelona, Debate, 2010, 429 pgs.

Hace unos meses se ha publicado en España este libro que había aparecido un par de años antes en inglés. Es la tercera entrega de los textos de Edward W. Said sobre música y, como las dos anteriores – Elaboraciones musicales (1991) y Sobre el estilo tardío (2006)-, deja un sabor de boca inmejorable, como las novelas que uno no quiere acabar nunca. Como sucede con el texto de Trías que comentaba hace unos días, se puede leer de varias maneras: linealmente o como lectura esporádica a la que volver muchas veces. Cualquiera de las dos lecturas deja satisfecho por igual al lector no muy formado en música y al profesional en la solfa.

Edward W. Said, nacido en Jerusalén en 1935 y fallecido en 2003, es conocido por sus textos de crítica literaria y crítica cultural. Alguna de sus obras, como Orientalismo (1978), aportó una perspectiva por completo original. También como Eugenio Trías tuvo una gran presencia pública en los medios de comunicación y ahí fueron naciendo muchos de los textos musicales que ahora se presentan.

La música desempeñó un papel muy importante en la vida de Said y lo cuenta él mismo en Fuera de lugar (1999), la autobiografía que se tradujo un par de años más tarde al castellano. Pero en los últimos años de su vida, cuando la enfermedad ya se había hecho presente en toda su crudeza, la música ocupó el lugar central. No es casual su interés por el estilo tardío y la proximidad que ese estilo le proporcionó con Adorno y con Beethoven. Esas dos presencias son constantes en todos los textos, y este que comento hoy no es una excepción. Pero hay otro protagonista en esta última presentación: el pianista Glenn Gould. Y es que Said, pianista él también, encuentra en Gould muchos elementos dignos de ser comentados. Y al hilo de esos comentarios muestra una sólida cultura pianística. También está presente en este libro su amigo Daniel Barenboim: por la colaboración de la Fundación Barenboim-Said en la edición, por el prólogo que escribe el pianista y director de orquesta argentino y porque Said se refiere a él en varias ocasiones. Si es posible, me parece más recomendable comenzar por Elaboraciones musicales, seguir con El estilo tardío y acabar con este que comento hoy. Pero también se pueden leer independientemente o en otro orden. No creo que la música  sea un lenguaje universal, pero sí que puede ser una apoyo muy importante para la paz.